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19 de Noviembre de 2011

Reseña del último concierto de Malpaís

Por Viviana Rodriguez

Lo primero que a una le enseñan cuando estudia periodismo es nunca empezar una nota con “Ellos no imaginaban…” porque claro, una nunca imagina. Sin embargo no sé de qué otra forma empezar a escribir estas palabras, más que:

Ninguna de las treinta mil almas que estaba anoche en el Estadio Nacional imaginó nunca que íbamos a despedir a Malpaís de esta manera, sobre todo, nunca tan pronto. Y aún así, con la fidelidad, el cariño y la tristeza que se despide a un amigo, ahí estábamos todos aquellos que nos sentimos tocados por este grupo de talentosos músicos para decir: Hasta siempre Malpaís, hasta siempre Fidel.

Por ahí escuché que la música te sana, no importa quién seas. Y es que la música de Malpaís no solo sanó a estas treinta mil personas que  respondieron con un SI  cuando Marvin Araya, Director de la Orquesta Filarmónica, nos preguntó: Malpaís cambió sus vidas? Fidel y su música, Malpaís y sus melodías vinieron a curar también nuestra identidad a hacernos sentir orgullosos de ser ticos, de nuestro Guanacaste, de jugar en los potreros y por qué no, también de bebernos un vinito de coyol, claro, para apagar ciertas penas.

Más de uno y una llevábamos listos los pañuelitos, sabíamos que esta era una fiesta en la que inevitablemente muchos íbamos a ir a llorar. Y quién no soltó una que otra lágrima cuando apareció un video de Fidel cantándonos Más al Norte. Ahí, donde lo tenemos hoy: Más al norte del recuerdo.

Nos sorprendieron Dani, Iván y Jaime, cantando canciones como Canela y Miel, Despertate Guila y Es tan tarde ya. Cantándolas como si las hubieran cantado siempre, desde el alma. El desfile de músicos nacionales nos emocionó a todos, el siempre energético Pato Barraza fue el primer invitado que puso a brincar a más de uno con Otro Lugar. Y de ahí le siguieron Martha Fonseca, Humberto Vargas, María Pretíz, nuestro argentico favorito Adrián Goizueta, Walter Flores, Arnoldo Castillo y Bernardo Quesada.

Inolvidable y exquisita la participación del músico panameño Rubén Blades, quien nos recordó lo fundamental: a Fidel no lo olvidamos y por eso no morirá jamás. Blades interpretó una canción de Fidel que ya había hecho suya un tiempo atrás: Paisaje.

Quién más iba a interpretar El Barrio de los Jazmines, el Portoncito y la Coyolera que el que en palabras de Jaime fue quien enseñó a Fidel a tocar la guitarra, al fin y al cabo, a quien podemos culpar de todo esto, al querido tío Max. Quien fue también el que despidió finalmente el concierto con la Hila Reta.

Malpaís tuvo que volver en diversas ocasiones al escenario, por supuesto, no se iban a ir ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera… Jaime lo tenía claro y por eso comenzó a anunciar el final desde mucho antes. Lo que ni Jaime ni el resto del grupo saben es que a Malpaís no lo vamos a dejar ir ni a la cuarta, ni a la quinta, ni nunca!

La fórmula del éxito de Malpaís nadie la supo, aunque más de uno trató de descifrarla, claramente era maravilloso ver a ese grupo de músicos, de los más talentosos del país juntos en un escenario, o que el carisma de todos, o la humildad y genialidad de Fidel, que la identidad nacional, que las canciones que nos acercan más a quiénes somos, qué más da, lo importante es que no importa la edad, muchas veces ni siquiera las preferencias musicales, este grupo se convirtió en el más grande de la historia nacional, haciendo ver el majestuoso Estadio Nacional como una sala chiquitica, en la que nos reunimos un grupo de amigos, así una noche estrellada y benevolente, a ser felices.

Fue una gran fiesta, conmovedora, un repaso por la trayectoria de Malpaís y las canciones del siempre querido Fidel Gamboa. El Fidel que tenía aquella particularidad, que todos aquellos que compartimos algún concierto, una que otra cervecilla, sin serlo, teníamos esa sensación de que Fidel era nuestro amigo, porque nos hizo cantar, reír y llorar, porque sin que él lo supiera había hecho tanto por nosotros, así, como hacen los amigos.

Así es que Fidel, amigo, no había otra forma de despedirte, con tantos gritos, aplausos, pero sobre todo con música, tú música que tanto bien nos hizo. Hasta siempre Malpaís, hasta siempre Fidel.

Tomado de www.radiomalpais.com


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